No importa a qué parte del mundo vayas, la gente ya habrá oído hablar del chocolate belga, pero ¿qué lo hace tan diferente de los demás?
El chocolate belga es conocido por su sabor y delicadeza. Tres pasos son cruciales para lograr este resultado. Estos pasos son la selección, el curado y el conchado.
Para producir chocolate belga, el proceso de selección de ingredientes es muy importante. Luego hay que mezclarlos. Para hacer chocolate negro se usa masa de cacao y manteca de cacao, mientras que para el chocolate blanco solo se usa manteca de cacao.
Para obtener la masa de chocolate más fina posible, se debe refinar. Una primera vez hasta que las partículas tengan un tamaño de 150 micras y luego hasta que sean de 20 micras. Como nuestra lengua no puede detectar cosas de menos de 30 micras, cuanto más pequeña sea la partícula, más suave será el chocolate en la boca.
A continuación, el chocolate se concha para obtener una textura homogénea gracias a la fricción. Este paso también resalta el sabor del chocolate. Luego se agrega la manteca de cacao para obtener una viscosidad perfecta para cada uso.
El último paso es el templado, que se utiliza para que el chocolate quede brillante y quebradizo.
Dado que hay más de 500 chocolateros diferentes en Bélgica, deben reinventarse constantemente y mejorar sus técnicas para seguir siendo los mejores en su campo.
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